Dicen que
el día del cumpleaños marca un nuevo comienzo, una oportunidad fresca, un ciclo
que se abre. No solo se trata de cambios físicos, sino de transformaciones más
profundas, casi del alma. En los últimos años me he descubierto más sensible,
más agradecida y al menos lo intento; menos quejosa. Hoy recibo con los brazos
abiertos este nuevo comienzo y me prometo exprimir cada segundo que la vida me
regale.
Ayer comenzó mi
año personal, cargado de alegrías, satisfacciones, bendiciones y también de
sueños, propósitos y deseos que me acompañan como brújula.
Un amigo me envió por mi cumpleaños una Bendición Celta. Me pareció tan hermosa que sentí la necesidad de compartirla, como un regalo que no debe guardarse solo para mí.
Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente.
Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, o más.
Que el Señor te guarde en su mano, y no apriete mucho su puño.
Que la buena suerte te persiga, y cada día y cada noche tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia, bebidas junto al fuego, risas para consolarte, aquellos a quienes amas cerca de ti, y todo lo que tu corazón desee!
Que Dios esté contigo y te bendiga.
Que no conozcas nada más que la felicidad. Desde este día en adelante, que Dios te conceda muchos años de vida, de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles."
GR - Pana 2012

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