Pérdidas...
Cuánto tiempo ha pasado desde la primera publicación en este
blog. Si soy honesta, lo había olvidado. Han sucedido tantas cosas en estos
trece años; en el camino he ido dejando pedazos de mi vida, de mi corazón y de
mis recuerdos.
Hoy me miro al espejo y sé que soy otra persona. Algunos
días no me reconozco. No sé quién es esa extraña que ocupa mis días, que sigue
rutinas y trata de aferrarse a la vida como puede.
Trece años… ¡por Dios! ¿En qué momento pasaron? Haciendo un
resumen breve; me casé, formé una familia y luego ya no la tuve. Perdí a mi
padre, perdí mi salud, enviudé, perdí lo que conocía como hogar. Perdí objetos
y lugares, pero sobre todo presencias. Perdí a una hermana del alma, perdí
amigas cercanas, perdí la fe en algunos momentos, perdí mi paz… me perdí Yo.
No entiendo en qué momento sucedió todo esto. Miro hacia
atrás y lo más increíble es que no sé cómo sigo en pie. Quizá por eso no me
reconozco. Porque una parte de mí se fue
apagando y perdiéndose entre tantos duelos. Hoy me pregunto qué queda de todas esas
rupturas de vida que no me dieron tiempo de levantar la mirada, de preguntar
“¿por qué?”, de buscar una luz.
Duelos… qué importante es entenderse y cuidarse en ellos. Yo
sigo en ese camino. Es un trabajo de toda la vida.
No me victimizo, no me malinterpreten. Al contrario, entendí
lo inmensamente fuertes que somos cuando ser fuerte es la única opción.
Hoy me siento agradecida, tratando de abrazarme a la vida que
a veces siento que se me escapa entre los dedos, como arena en el mar.
Pérdidas, duelos… me los sé casi todos. No en teoría, sino
en carne viva, habitándolos, masticándolos, tratando de comprenderlos hasta que
se vuelvan parte de mí.
Ahora solo quiero perder peso en esta mochila que me
estorba. Quiero soltar los recuerdos que me hieren. Quiero despedirme de esta
primera etapa de mi vida y empezar una nueva, más liviana.
Quiero volver a reconocerme cuando me miro al espejo. No
para olvidar lo perdido, sino para recordarme que sigo aquí, que sigo viva, y
que incluso con todas las grietas… aún merezco brillar.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario