viernes, junio 09, 2017

Uno no se Recupera, Uno se Reinventa


Es mayo en mi país, y el clima parece copiar mis estados de ánimo. Nunca sé si lloverá o saldrá el sol, si el cielo estará gris o brillará con toda su fuerza.

Me dicen que es normal, que son las etapas del duelo, que el tiempo aligera las heridas. Pero yo no lo siento así. Al contrario. En mi corazón el tiempo cava más hondo, más doloroso. Los recuerdos se hacen más presentes y su ausencia duele cuando respiro. 

Hoy retomé la lectura del libro La ridícula idea de no volver a verte. Ya lo había leído en mi viaje a Chicago, en octubre del año pasado. Sin embargo, sentí un impulso extraño, casi involuntario, de volver a abrir sus páginas. Buscaba consuelo en las palabras de Rosa Montero, que se entrelazan con la vida y la pérdida de Marie Curie.

En la contraportada se lee con acierto: “Sentirás que ha sido escrito solo para ti.” Y en este momento de mi vida, realmente lo he sentido así. Por eso quiero compartir dos párrafos que describen con exactitud lo que yo no he podido expresar con mis propias palabras.


“Siempre, nunca, palabras absolutas que no podemos comprender siendo como somos, pequeñas criaturas atrapadas en nuestro pequeño tiempo.  ¿No jugaste en la niñez a intentar imaginar la eternidad? Eso es lo primero que te golpea en un duelo: la incapacidad de pensarlo y de admitirlo.  Simplemente la idea no te cabe en la cabeza. ¿Pero cómo es posible que no esté? Esa persona que tanto espacio ocupaba en el mundo, ¿Dónde se ha metido? El cerebro no puede comprender que haya desaparecido para siempre. ¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo, ¿no voy a verlo más? ¿Ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste,  una idea ridícula”

”En los primeros días la gente te dice: - Llora, llorar es muy bueno -, y es como si dijeran: - Ese absceso hay que rajarlo y apretarlo para que salga pus. – Y precisamente en los primeros momentos es cuando menos ganas tienes de llorar, porque estás en el shock, extenuada y fuera del mundo. Pero después, enseguida, muy pronto, justo cuando tú estás empezando a encontrar el caudal aparentemente inagotable de tu llanto, el entorno se pone a reclamarte un esfuerzo de vitalidad y de optimismo, de esperanza hacia el futuro, de recuperación de tu pena. Porque se dice precisamente así: Fulano aún no se ha recuperado de la muerte de Mengana. Como si se tratara de una hepatitis (pero no te recuperas nunca, ese es el error: Uno no se recupera, uno se reinventa).  No es intención criticar a nadie al contar esto, Yo también he actuado así, antes de saber. Yo también dije: Llora, llora. Y tres meses después: Venga, ya está, levanta la cabeza, anímate. Con la mejor de las intenciones y el  peor de los resultados, seguramente. “

               Rosa Montero
               La ridícula idea de no volver a verte

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